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¡Ni de Política, ni de Religión!

Prohibido hablar de política o de religión! 
La verdad es que no es la primera vez que escucho plantear esta premisa con motivo de una reunión social. La intención siempre es la de asegurar la buena armonía del grupo, y la de pasar un buen rato. El hecho, sin embargo, muestra la evidencia de una incapacidad personal y social de abordar y mantener una conversación sobre cualquiera de estos dos asuntos.



Y la pregunta, ¿Por qué no podemos hablar de política? - La política es la actividad que llevan nuestros gobernantes, los que deben ser nuestros representantes, para tomar las decisiones colectivas que individualmente no podríamos tomar para el conjunto de nuestra sociedad. La POLÍTICA es algo que influye profundamente en nuestras vidas, no solo en la vida colectiva sino en la individual, en la familiar y en la personal.

Nunca he podido entender,  mas que como irresponsabilidad o falta de formación, esa postura de ser "APOLÍTICO" en la vida. En una democracia en la que se disfrute de libertad de expresión, lo que tal actitud personal refleja, al menos desde mi lente, es la más que presumible falta de inferioridad que supone el no atreverse a exponerlos públicamente. A fin de cuentas, el resultado de tal actitud es adjudicarse la condición de no sentarse al volante de nuestras propias vidas. Ser apolítico refleja la vocación de querer someterse y abdicar de ser autores de nuestra propia vida. Decidir "ir de pasajero" en nuestra propia vida. Es algo que no podría tolerar en mi propia vida, me siento en la necesidad de tomar el control de mis decisiones en la medida de lo posible.

¿Por qué no podemos hablar de RELIGIÓN?

El problema viene a a ser el mismo, solo que en esta cuestión las personas no se declaran apolíticas sino que la excusa que se aduce en este caso es la de apelar a la propia intimidad. Al final, también se manifiesta la falta de CRITERIOS o la inmadurez de un complejo de inferioridad.

Es verdad que hay infinitos temas sobre los que conversar: arte, familia, educación, deporte, la propia experiencias sobre algún particular, cultura, economía, etc.
Pero, normalmente, más que conversaciones, lo que hoy día tiene lugar son comentarios varios de un nivel muy superficial.

Pocos arriesgan en sus opiniones personales sobre las cosas. Ocurre que, en cuanto se centra un tema y éste adquiere un poco de profundidad, cosa poco frecuente, el asunto en cuestión, necesariamente, adquiere una perspectiva social (política) o de creencia personal (en alguna forma, religiosa).
Entonces, se suele saltar a otro asunto.

Por eso las VERDADERAS AMISTADES son tan escasas. Donde no hay riesgo compartido en exponer las propias opiniones, apertura al otro, no tiene sentido la amistad.

Sí, sí es necesario hablar de política y de religión. Hablar, y aprender a escuchar. Necesitamos crear una sociedad abierta en la que estos temas fluyan con normalidad, con creencias y con argumentos. No debemos reducir nuestras conversaciones sobre política o religión a los chismes y basura que nos ofrece nuestra casta política y la mediocridad reinante.

Por cualquiera que sea la situación, no debemos tener MIEDO a arriesgar un poco de nosotros mismos, al opinar sobre estos temas. 

Una vez que expreses libremente lo que piensas sobre estos temas, te vas a dar cuenta realmente cuantos amigos de verdad tienes y cuáles de éstos poseen la suficiente madurez para aceptar opiniones contrarias a lo que han creído siempre.

Por eso escribo y genero contenidos, me permite expresar lo que pienso sobre temas bastante complejos, en la medida que tocas cosas muy sensibles con tus amistades.

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Saludos.

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